En estas fechas veraniegas es cuando más echamos de menos las plantas. Aquellas que nos dan frescor en los calurosos días. Aquellas que nos hacer ver la belleza.
Cuántas veces he ido en hora temprana a los jardines:
las ramas me recordaban la actitud de los amantes.
¡Qué hermosas se mostraban cuando el viento las entrelazaba como cuellos!
Las rosas son mejillas; las margaritas, bocas sonrientes, mientras que los junquillos reemplazan a los ojos.
Ibn Hafs al-Yaziri (s. XI)
A menudo el jardín está revestido con la lluvia fina
de un tejido [yemení] listado
e inspira a las almas el deseo de detenerse en él y sentarse.
Cuando la brisa le roza con su mano, imaginamos
que sus ramas son danzarinas que se balancean
con sus vestidos verdes de tela rayada.
Abu Marwan Ibn Razin (s. XI)